Pasamos la vida con la idea de querer escribir un libro, sin darnos cuenta de que somos los protagonistas de nuestra propia historia. Con cada momento y con cada decisión marcamos nuestro propio guión. Se podría decir que cuando conocemos a alguien estamos leyendo un libro, al igual que le mostramos el nuestro. Con algunas personas simplemente mostramos lo que queremos, sabiendo que no formarán un papel fundamental en nuestra historia.
Aunque la vida a veces es demasiado caprichosa y convierte a un figurante en un personaje principal. Nuestro libro tiene de todo y todos en algún momento de nuestra vida vivimos el momento que no puede faltar en un libro que se precie, que es «el abismo», esa parte en la que el protagonista o los protagonistas, se encuentran en un punto en el que parece no haber solución, pero que de alguna manera y con un giro de guión brutal, se soluciona llenando la obra de magia, levantando al público como si fuera una obra de teatro y se pusieran a aplaudir totalmente eufóricos. Muchas veces también perdemos el norte y no sabemos muy bien por donde tirar, sin brújula para guiarnos, sin estrella polar… hasta que nos encauzamos, ya sea porque nos ayudan o porque la vida nos hace volver al camino. No podemos olvidarnos tampoco de los momentos buenos, esos que nos hacen sonreír siempre que vienen a nuestra memoria y nos dan fuerza para seguir luchando.
Estoy convencido que mientras habéis leído este texto habéis repasado las páginas de vuestro libro personal, de vuestra vida, y eso, también es magia.
Imagen de @photo_rca_ Muchas gracias por la colaboración.