A veces las mejores historias nacen por casualidad. Cuando no esperas nada y lo único que haces es dejarte llevar, sin sobresaltos, sin bajarte de la linea de confort. Entonces aparece ella. Colorea tu mundo y dibuja sonrisas en cualquier parte. Ella, que consigue detener el tiempo en cada mirada. Que acaricia los segundos convirtiéndolos en auténtica magia.
A veces todo se resume en un momento, una mirada, un gesto, una sonrisa, una palabra o un beso. Es ahí cuando descubres que lo que te faltaba para estar en paz y en equilibrio con el mundo está justo enfrente. Que parar el tiempo no es una locura si estás con la persona que quieres. Que la tormenta no existe sin la calma. Que hay silencios que gritan y gritos que silencian. Que no hace falta música porque “juntos”, es la mejor melodía. No hay sol sin luna, ni victoria sin derrotas, y que ser valiente, implica tener miedo.
Ella, que hace de lo imposible un vamos a hacerlo hasta conseguirlo.
Ella, que se cuela en mis noches más oscuras para regalarme un beso de buenas noches.
Ella, que me cuida y me cura. Que apaga mis miedos y besa mis heridas.
Ella, mi ella, la razón de mi todo.