Hay ocasiones en las que solo necesitamos a alguien que nos diga que todo saldrá bien. Que no nos preocupemos. Que no estamos solos.
A veces no somos capaces de ver la salida aunque sea de diez metros y esté iluminada como si fuera navidad.
La vida pone en nuestro camino a muchas personas. Con el tiempo aprendemos que no tenemos hueco para todos y tenemos que elegir. Nos toca ser egoístas y pensar en nosotros mismos, en nuestra evolución personal, en crecer como personas.
Con el tiempo ya no queremos a alguien que nos regale el oído, sino que nos alimente el corazón. Alguien que nos haga vibrar el alma y que no nos deje caer por nada del mundo. Alguien que sea todo para nosotros y que sintamos el calor a su lado, ese calor que sólo puede dar el hogar.
Alguien que nos ponga los puntos sobre las íes, que nos muestre la realidad tal y como es, sin anestesia, pero que no se le pase ni un momento por la cabeza dejarnos de lado.
A veces tenemos momentos de debilidad, como todo el mundo, y sólo necesitamos que alguien le de significado al amor.