Lo bonito es luchar con todas tus fuerzas por alguien que lucha por ti con todas las suyas. Aunque a veces uno tenga pocas y el otro tenga que sacarlas de donde no hay para seguir caminando hacia adelante.
Que si uno de los dos se cae, siempre tenga la mano del otro para levantarse y si en el momento no se puede, que se siente a su lado. Que las risas nunca falten, aunque a veces pueda haber días grises que amenacen con tormenta. Un mundo exclusivo de dos, dispuestos a crear un universo en base a ellos. La idea es ser uno siendo dos, esa es la idea… pero a veces y sin darnos cuenta damos todo por alguien que no da ni la cuarta parte por nosotros. Nos anclamos en excusas que nosotros mismos creamos porque las creemos verdaderas. Soñamos firmemente con que los días de gloria volverán, que esta situación es pasajera. Hasta que nos ponemos las gafas de la realidad y vemos todo con otra perspectiva. Descubres que todo era precioso, pero que hasta lo más fuerte es frágil como un espejo, y que lo que se reflejaba en él, ahora sólo refleja soledad en varios trozos en el suelo. Que puedes intentar reconstruirlo todas las veces que quieras y pegar los trozos, pero el reflejo de lo que fue, siempre estará roto.